Entre desechos de África un errante se apresuraba:
No encontró ningún camino; la noche estaba lejana.
A través de las nubes ningún titileo sigiloso se reflejó;
Anhelando a la luna, hizo de la hierba su cama.
Los cielos se abrieron, los rayos de luna se derramaron;
Ve donde las serpientes venenosas se ocultan,
y donde los tigres guarecen a sus cachorros;
Ve al león alzar su cabeza encolerizada.
Muito Lindo
ResponderEliminar