Translate

Mostrando entradas con la etiqueta András Simor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta András Simor. Mostrar todas las entradas

miércoles, 12 de diciembre de 2012

András Simor - Cuba

Resisten las palmas,
el paisaje esconde la tempestad,
se queda la tierra, el cielo
y bajo el cielo el pueblo.

En la ciénaga llora el caimán,
levanta la cabeza,
resiste la caña cristalina,
es un misterio, cómo, por qué.

El cactus afila las espinas,
no pierde su fe,
el largo lagarto se despierta,
todavía saca las uñas.

Mi vida allá, mi vida aquí,
no la de otros, sino la nuestra,
despierta el alma resiste,
es un misterio cómo, por qué.

András Simor -Plegaria

Último, loco amor,
lo único que me quedó,
mientras todo se cae en pedazos
por lo menos guárdate tú.

Náufrago en el mar
entre los terribles tiburones
último, loco amor,
que no te trague la niebla.

Mi isla tirada por la tempestad,
pedacito de tierra que es mi patria,
mientras todo se cae en pedazos
es lo único que me quedó.

Último, loco amor,
que no te trague la niebla,
por lo menos guárdate tú
entre los terribles tiburones.

András Simor - Prometeo

¡Prometeo insensato!
Antes hubiera que tirar
al buitre
y sólo después
penar por el fuego.

András Simor - Paráfrasis al poema El gigante del Rubén Martínez Villena

¿Y qué hago yo aquí donde no hay nada
grande que hacer?
Esto lo pregunto por la mañana cuando me despierto
con dolor de muelas y el deseo de orinar,
y durante el día cuando leo el diario
se me va el resto de mi fuerza vital,
y luego cuando obligatoriamente
empiezo a hablar con alguien,
qué hago yo aquí donde no hay nada
grande que hacer,
ni en el pasado,
ni en el futuro
y nadie oye mi grito,
el socorro escondido en palabras
cuando con el Señor de los Poderes Obscuros
empezaría a luchar
por última vez, antes de la última estación.
¿Qué estoy esperando?
¿Qué?
¡Pues no hay salida de este sufrimiento!
Mis manos, las dos vacilantes,
me las pongo en la cabeza
y a pesar de todo estoy esperando,
¡esperando!

András Simor - La ventaja del cambio de sistema

Sin el cambio del sistema
nunca hubiéramos sabido
que A es un gran vómito
que B es lo mismo de grande
que C es muy católico
que D es muy judío
que E será siempre
un lamedor de culo
al igual que
de la F a la Z.

András Simor - El nombre de las cosas

“Esa es la arena –dígole a ella–
y estos los espejuelos”
como si
yo supiera nombrar todas las cosas.
Aunque cada día se hace más difícil
llamar por su nombre las cosas,
el nombre de las cosas se esconde tras la hierba
o con un insecto camina,
con estos seres de nombre invariables.
Y esos nombres
yo a ella los enseño, mientras tanto
me enseña cosas las cuales
no conozco,
deletrea nombres que no entiendo.
Sin embargo ya es tiempo
para aprender de ella
que a pesar de todo pruebe de nuevo
a llamar las cosas por su nombre.

András Simor - Los muebles y el viejo

Los muebles
comprenden al viejo.
Y crujen
de dolor
cuando
les dice:
“Se acabó Ernesto”.
Los muebles
no esperan
su muerte.
Él
ya es
como si
fuera ellos.
Mañana
lo sacarán de aquí,
y más tarde
se llevarán los muebles,
el gobelino
tejido por su primera amante
tendrá un buen precio
para vender.
El viejo
y
los muebles
saben todo esto,
y aún están aquí,
sus huesos crujen,
sus maderas,
se comprenden.

András Simor - Fuit

Si el amor se ahoga
no aparece un delfín,

sólo en terrible agua
patalea hasta que se hunde,

no lo ampara ninguna huella,
arriba está sereno el mar.

András Simor - Ser fósil

Me hundo una vez, hasta el fondo
donde cantan las ballenas.

Como si fuera pariente
de barcos viejos, muertos.

En lo profundo del gran océano
me espera fría, rígida, la noche.

Lo que me martirizó arriba
para allá no me acompaña.

Sabios seres del mar vendrán,
para rodearme lentamente.

Miran al raro ser fósil,
al hombre abismal.

martes, 11 de diciembre de 2012

András Simor - Elegía recordando al poeta yugoslavo Radovan Zogovic y al poeta salvadoreño Roque Dalton

Queridos muertos, sus caras son vivas, las veo,
como si estuvieran entre nosotros, vivos.
Uno es un orgulloso olivo que señala al navegante lejano
aquí tenemos nuestra orilla, nuestra orilla no desapareció.
El otro está más cerca, su cementerio es El Salvador,
de donde oigo su voz, sus versos aciertan al blanco.
Como si el vivo viviera menos, yo que recordándolos
a ustedes no duermo, espero el fin de la noche.
Duerme Guanabo, la media luna tropical duerme sobre
[nosotros,
duerme el mar, duermen las olas, duermen en la orilla las
[conchas.
Pescadores presurosos esperan los peces en pequeños botes,
guardan el botín como el futuro, para que no lo robe
la maliciosa agua azul, que no se lo robe la tempestad.
Como si fuera suyo el bote, como si
fuera suya la red que guarda el futuro.
Está terminando la noche, se desgarran las nubes,
las caras de ustedes están en el cielo, ¡cuánto viven, cuánto!

András Simor - Optimismo

En la bahía
está anclado como un barco
Rubén Martínez Villena,
el poeta.
Esperaba
que le llenaran
con naranjas,
toronjas
en cajas de madera.
Le gustó el ruido, el alboroto.
Escribió sus versos en el mar
sobre el gigante que con mil brazos
trabaja y con enorme paciencia
come el arroz, y los frijoles.
“Esta es la más bella aventura de mi vida”
–dijo
y se echó a navegar.

András Simor - La otra posibilidad

Me desperté por la mañana
y tuve la sensación que me falta Yolanda.

Aquí se queda mi mejor ser,
no me acompaña a casa.

Juntos vamos a comprar el pan
al panadero que abre muy temprano.

Cortamos en pedacitos la carne,
cada uno come su pequeña ración.

Negrita salta, ladra
cuando uno de nosotros abre la puerta.

En la noche del mundo
nos ilumina la luna.

András Simor - Despedida

La casa de los amigos chilenos está vacía.
Hasta mí, regresaron los recuerdos
sus paredes sin nada
los armarios se abren desolados
sin abrigar ninguna cosa
ningún sueño.

Hay calles en Budapest
por cuyos alrededores no quisiera volver
y si tengo que hacerlo, paso de largo.

András Simor - Una herida, pólvora

Llegó tanta noticia del silencio
de la ciudad lejana, como si en ella
sólo se abrieran flores a la muerte y nadie
oyera el ruido que hizo el helicóptero.

Sin embargo hoy
la muerte de Miguel Enríquez,
abrió una herida, una explosión
en el periódico de la tarde,
y una media columna habló de él.

En esta noticia no se abrigaron
pájaros secos de compasión,
pasó solemne y silenciosa.

No es esta una noticia,
sino una herida, pólvora.

András Simor - Como si fuera un espejo

Miras la ciudad: ¿fuera ésta La Habana?
Vacío el mar y la calle vacía.
Sin ella te despiertas cada mañana.
Si ella no está contigo ¿para qué escribir sobre ella?

Si ella no está contigo ¿para qué escribir sobre ella?
Sin ella te despiertas cada mañana.
Vacío el mar y la calle vacía.
Miras la ciudad: ¿fuera ésta La Habana?

A tu lado está sentada, ¿y se perdió?
La ves y no la ves –¿cómo puede ser?
Si no la vieras nunca jamás, ¿la tuvieras más?

Si no la vieras nunca jamás, ¿la tuvieras más?
la ves y no la ves –¿cómo puede ser?
A tu lado está sentada, ¿y se perdió?

András Simor - 1964, 1972

El que permanece aquí entra
en la casa donde vivió antes,
charla con alguien que fue su amigo
en el año 1964,
la casa es la misma pero no es la misma,
y languidece la charla, al fin
el que permanece aquí comprende
que no puede regresar al año 1964,
y en la cuarta semana después de su llegada
se resigna, es inútil buscarlo.

András Simor - Delegaciones

Vienen, sacan declaraciones, regresan de repente.
El rico apoya al pobre pariente.

András Simor - Mis compatriotas

En general me preguntan,
si como pescado
si soporto el arroz y qué opinión tengo
de los españoles (así llaman a los cubanos)
traen a sus mujeres, y sus mujeres al ver las vidrieras
casi todas se echan a llorar.

András Simor - Página de diario

A las 2 de la tarde la guagua turística
me llevó a Alamar donde se construye una ciudad nueva,
de las 3 y 45 hasta las 4 y 30 remaba
en el lago Presa de Ceiba,
de las 4 hasta las 6 paseábamos en la ciudad,
ahora son las 9 y 30
estamos en la sala de la tele donde nerviosamente
miramos el programa sobre Attila József, mientras tanto
carraspean y miran sus relojes los técnicos extranjeros
quienes solían coger a esta hora
el canal de Miami.

András Simor - Si se apaga la luz

Si se apaga la luz,
no interrumpas
la conversación que comenzaste, en la oscuridad
no eres diferente, no olvides que algunos se alegrarían mucho
si cambiaras de tema.
Pero ¿por qué cambiar de tema?
eres el mismo de hace unos minutos,
busca una vieja lámpara, prosigue
la conversación, no gesticules, pues ya no hace efecto,
habla concretamente, no, señor, usted se equivoca,
en vano abriga esperanzas, en vano calcula,
tú sigue como antes pues eres el mismo,
tú debes terminar tus frases.