Hay que estar más inspirado para corregir bien un poema que para escribirlo bien.
Corrección no es arrepentimiento, sino reiteración y, o veces, reincidencia.
Cuando se lo corrige con disminución, el poema se hace más nuestro; con aumento, más del aire; sin lo uno ni lo otro, más de sí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario